viernes, 7 de octubre de 2011

Mercurio, lleno de llanuras y volcanismo.




La historia de Mercurio, el planeta más cercano al Sol, es mucho más compleja de lo que se creía anteriormente. El ingenio Messenger de la NASA transmitió a la Tierra datos que demuestran que este planeta no solo es muy caliente, sino también que está cubierto por una gruesa capa de productos de actividad volcánica.

Las cámaras de alta resolución del Messenger mostraron que inmensas corrientes de lava volcánica derramada hace millones de años en la superficie del planeta provocaron la formación de planicies absolutamente lisas en la parte septentrional de Mercurio. Asimismo se reveló que bajo su superficie actual se encuentran cráteres de más de 1,6 kilómetros de profundidad saturados de lava sólida.

Los científicos explican que hace 3.500–4.000 millones de años las corrientes de lava se derramaban creando gigantescos lagos de metales fundidos y minerales, llegaban a las partes más bajas del suelo y lo allanaban. Se supone que la actividad volcánica en el planeta duró varios cientos de millones de años.

Los procesos volcánicos en Mercurio dieron lugar a otra singularidad de su paisaje. Se trata de grupos de cavidades de formas irregulares en su superficie de un diámetro que puede ir desde varias decenas de metros hasta varios kilómetros. Los expertos creen que estas cavidades se formaron después de que la lava se enfriase y se produjera la desgasificación, en la que se evaporaron compuestos sulfurosos. De esta manera, estos compuestos podrían todavía estar presentes en la atmósfera de Mercurio.

Los científicos afirman que la composición de la superficie del planeta más cercano al Sol se diferencia mucho de la de otros planetas del grupo terrestre. Mercurio contiene 10 veces más azufre que la Tierra o la Luna, lo que puede significar que hace miles de millones de años Mercurio se formó de rocas diferentes. Al mismo tiempo, en la atmósfera del planeta fueron registradas numerosas sustancias volátiles, al igual que en Venus, la Tierra y Marte.

Asimismo las observaciones muestran que Mercurio no recibe tanta cantidad de radiación térmica como se suponía, ya que de ser así muchos de los elementos como el oxígeno, el hierro o el silíceo, se habrían evaporado o participado en reacciones químicas.

En 1970 Mercurio fue estudiado por la sonda estadounidense Mariner-10 y entonces se pudo suponer la existencia de considerables sedimentos volcánicos en su superficie. La sonda Messenger, que fue enviada a Mercurio en 2004, se colocó en la órbita del planeta e inició la recogida y la transmisión de datos en marzo del año en curso. La información enviada por el Messenger permitió comprobar la hipótesis. Basándose en los resultados de las observaciones de ambas sondas, se podrá obtener una visión íntegra de la superficie del planeta.



Articulo completo en: http://actualidad.rt.com/ciencia_y_tecnica/cosmos/issue_30377.html

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