martes, 11 de marzo de 2014

La NASA no encuentra pruebas del hipotético planeta X.-



La NASA utilizó el Explorador Infrarrojo de Campo Amplio (WISE, por sus siglas en inglés) para buscar una gran cantidad de objetos celestiales, pero no ha encontrado evidencia de que el hipotético planeta X exista, según un informe de la agencia.

Los astrónomos han especulado con la existencia del objeto, también conocido como 'Némesis', 'Tyche' o 'Nibiru', durante décadas. Según las teorías más extendidas, se trata de un objeto de gran tamaño, similar a Saturno y ubicado al margen del cinturón de Kuiper, una región del sistema solar que se encuentra más allá de la órbita de Plutón. 

Sin embargo, el recién estudio de la NASA no encontró ningún objeto del tamaño de Saturno o mayor una distancia de 10.000 unidades astronómicas (UA). Una UA equivale a 149,6  millones de kilómetros, lo cual constituye la distancia media entre la Tierra y el Sol. Para comparar, Plutón está a 40 unidades astronómicas del Sol.

El responsable del estudio, Kevin Luhman, declaró que "el sistema solar exterior probablemente no contiene un gran planeta gigante de gas ni una pequeña estrella compañera". 

No obstante, la búsqueda emprendida por la agencia permitió detectar la existencia de miles de nuevos objetos celestes como estrellas y cuerpos fríos conocidos como estrellas enanas marrones.

Río de plasma protege la Tierra de las tormentas solares



El campo magnético de la Tierra protege la vida en su superficie de los efectos de las erupciones solares
Los últimos cálculos de los científicos han demostrado que el comportamiento de la plasmasfera que rodea la Tierra también influye en la intensidad de la interacción entre las líneas de fuerza del campo magnético de la Tierra y el viento solar. Resultó que cuando el impacto del viento solar en la magnetosfera se hace fuerte, una parte del plasma frío que rodea la Tierra se mueve hacia al límite de la magnetosfera más cercana al Sol. Esto aumenta la masa de la materia en la zona que interactúa con el viento solar, haciendo que la reconexión de las líneas magnéticas se convierta en menos activa.

John Foster del Observatorio Haystack del Instituto Tecnológico de Massachusetts (EE.UU.) y sus colegas analizaron las señales GPS de satélites que están distorsionadas por la influencia de las tormentas magnéticas y los datos de los satélites que estudian el comportamiento de las auroras boreales. Debido a esto fueron capaces de registrar el flujo de plasma frío durante la tormenta solar moderada en enero del 2013.

"El campo magnético de la Tierra protege la vida en su superficie de los efectos de las erupciones solares. La reconexión tira una parte de este escudo magnético y transmite la energía hacia el interior, produciendo fuertes tormentas (magnéticas). El plasma fluye en el espacio y ralentiza el proceso de reconexión, por lo que la influencia del Sol sobre la Tierra no resulta tan devastadora", explica Foster