miércoles, 24 de octubre de 2012

Descubierto un planeta en un sistema de cuatro estrellas.

El esfuerzo conjunto de “ciudadanos científicos” (voluntarios) y astrónomos profesionales ha llevado a descubrir el primer caso declarado de un planeta que orbita dos soles gemelos que, a su vez, son orbitados por una lejana pareja de estrellas.
Impulsado por los voluntarios a través de la web Planethunters.org, un equipo internacional de astrónomos, liderado por la Universidad de Yale, ha identificado y confirmado el descubrimiento del fenómeno, bautizado como “planeta circumbinario en un sistema de cuatro estrellas”.
Exoplaneta PH1
Exoplaneta PH1 © Crédito: Haven Giguere/Yale

De acuerdo con los investigadores, solo se conocen solo seis planetas que orbiten dos estrellas, y ninguna de ellas se encuentra acompañada de otras estrellas compañeras lejanas orbitándolas.
“Los planetas circumbinarios son los casos extremos en la formación planetaria”, afirma Meg Schwamb de Yale, autor principal de un artículo sobre este sistema presentado el pasado 15 de octubre en el encuentro anual de la División de Ciencias Planetarias de la Sociedad Americana de Astronomía en Reno, Nevada. “El descubrimiento de estos sistemas nos obliga a empezar de cero para entender cómo pueden aparecer y evolucionar estos planetas en entornos cambiantes tan exigentes”.
Apodado PH1, el planeta fue identificado inicialmente por “ciudadanos científicos” (voluntarios) en Planet Hunters, un programa dirigido por Yale que permite al público revisar los datos astronómicos correspondientes al satélite Kepler de la NASA en busca de planetas. Este es el primer planeta confirmado del proyecto.
Los voluntarios Kian Jek de San Francisco, California, y Robert Gagliano de Cottonwood, Arizona, detectaron una tenue disminución en la luz de las estrellas madre al pasar el planeta por delante de ellas, un método ampliamente utilizado en la búsqueda de planetas extrasolares. Schwamb, un investigador postdoctoral de Yale, lideró al equipo de astrónomos profesionales que confirmaron el descubrimiento y caracterizaron el planeta, siguiendo las observaciones desde los telescopios Keck en Manua Kea, Hawáii. PH1 es un gigante gaseoso con un radio de aproximadamente 6,2 veces el de la Tierra, un poco más grande que Neptuno.
“Planet Hunters es un proyecto simbiótico, fusionando la capacidad de descubrimiento que aporta la gente, con las conclusiones finales de un equipo de astrónomos”, afirma Debra Fischer, profesora de astronomía en Yale y experta planetaria que ayudó al lanzamiento de Planet Hunters en 2010. “Este sistema único no podría llevarse a cabo sin la agudeza visual de la gente”.
PH1 orbita alrededor de un par de estrellas, de 1,5 y 0,41 masas solares, que se eclipsan mutuamente con una órbita de 20 días. El planeta gira alrededor de sus estrellas principales aproximadamente cada 138 días. Más allá de la órbita del planeta, a unas 1000 AU (Unidades Astronómicas – casi 1000 veces la distancia entre la Tierra y el Sol), hay un segundo par de estrellas orbitando alrededor del sistema planetario.
“Las miles de personas que participan en Planet Hunters están realizando una labor muy valiosa”, indica el coautor Jerome Orosz, quien consiguió su doctorado en Yale en 1996 y es ahora profesor adjunto de astronomía en la Universidad Estatal de San Diego. “Muchas de las técnicas automáticas utilizadas para encontrar señales interesantes en los datos de Kepler no siempre funcionan con la eficiencia que nos gustaría. El duro trabajo de los Buscadores de Planetas (Planet Hunters), ayuda a asegurar que los descubrimientos importantes no caen en el olvido”.
Gagliano, uno de los dos “ciudadanos científicos” que han intervenido en el descubrimiento comentaba que estaba “absolutamente eufórico al detectar el ligero descenso en la curva de luminosidad de las estrellas binarias a través del telescopio Kepler, la señal de un nuevo y potencial planeta circumbinario (‘Tatooine’).
Y continuaba, “Es un gran honor ser un Buscador de Planetas (Planet Hunter), “ciudadano científico”, y trabajar mano a mano con astrónomos profesionales, contribuyendo de forma real con la ciencia”.
Jek expresaba entusiasmo con las posibilidades del descubrimiento: “Me sigo sorprendiendo de cómo podemos detectar y acumular tanta información sobre otro planeta que está a miles de años luz solo estudiando la luz de su estrella de referencia”.
 
Artículo publicado el 16 de octubre de 2012 en Astrobiology Magazine.

Un sistema planetario superpoblado.

Un sistema planetario extraordinariamente poblado de planetas está aportando claves fundamentales para entender por qué la mayoría de los sistemas planetarios encontrados tienen una apariencia distinta a nuestro sistema solar. Usando datos de la misión espacial Kepler de la NASA, los científicos están investigando las características de KOI-500, un sistema planetario en el que se “empaquetan” cinco planetas en una región menor a una doceava parte del tamaño de la órbita terrestre. El Dr. Darin Ragozzine, investigador postdoctoral de la Universidad de Florida, presentó nuevos datos sobre este sistema en el encuentro anual de la División de Ciencias Planetarias de la Sociedad Astronómica Americana, celebrado el pasado martes en Reno (Nevada).
Kepler-11 como ejemplo de sistema planetario múltiple © by NASAblueshift

KOI-500 es un sistema planetario extraordinariamente compacto, albergando cinco planetas cuyos “años” duran apenas 1,0; 3,1; 4,6; 7,1 y 9,5 días terrestres. “Los cinco planetas giran alrededor de su estrella dentro de una región con un área 150 veces más pequeña que la órbita terrestre, a pesar de contener más material que varias Tierras (el tamaño de los planetas oscila entre 1,3 y 2,6 veces el de la Tierra). Siguiendo esta dinámica podríamos introducir otros 10 planetas más, y todos cabrían holgadamente dentro de la órbita terrestre”, afirma Ragozzine. KOI-500 se encuentra a unos 1100 años luz, en la constelación de Lira, el Arpa.
La misión Kepler de la NASA busca exoplanetas (planetas que orbitan otras estrellas) observando alrededor de 160 000 estrellas simultáneamente e identificando pequeñas disminuciones en el brillo de las estrellas atribuibles a las sombras provocadas por planetas distantes. Kepler ha supuesto una nueva etapa en el estudio de los exoplanetas descubriendo cientos de sistemas planetarios que albergan gran cantidad de planetas en espacios relativamente próximos. Estos descubrimientos incluyen una nueva y sorprendente población de sistemas planetarios que contienen diversos planetas en un espacio muy reducido alrededor de sus estrellas de referencia. KOI-500 es el más compacto de todos ellos.
“Teniendo en cuenta la estructura de este sistema planetario, podemos concluir que los planetas no se formaron en sus posiciones actuales. Los planetas estaban originariamente más dispersos y han ido migrando hasta alcanzar la configuración ultracompacta que podemos ver ahora”, afirma Ragozzine. A pesar de que las recientes teorías sobre la formación de los planetas gigantes de la zona externa del sistema solar incluyen también la posibilidad de desplazamientos durante su proceso de formación, todavía no está claro cómo pudieron evitar este hecho los planetas de la zona interna, incluyendo la Tierra.
Utilizando los datos de Kepler, los astrónomos pueden medir los tamaños y las órbitas de los planetas que orbitan estrellas similares al Sol de una forma mucho más precisa que nunca, dando lugar al nacimiento de un nuevo subcampo de estudio. En el caso de de KOI-500, los planetas están tan cerca unos de otros que su mutua gravedad empuja y tira a la vez de sus órbitas, provocando ligeros cambios en los tiempos que los planetas pasan por delante de su estrella de referencia. Detectando este efecto, el Dr. Ji-Wei Xie, investigador postdoctoral en la Universidad de Nanjing y la Universidad de Toronto, confirmó recientemente que los dos candidatos que orbitan más lejos en KOI-500 eran en realidad planetas.
El estudio de Ragozzine, aun sin publicar, va todavía más lejos, confirmando la existencia de más planetas y concretando sus masas y órbitas. Además, cuatro de los planetas que orbitan KOI-500 siguen órbitas síncronas alrededor de su estrella de referencia en un único sentido (ningún otro sistema conocido presenta una configuración similar). El trabajo realizado por Ragozzine y sus colaboradores propone que el desplazamiento planetario ayudó a sincronizar los planetas. “Calculando con precisión la delicada alineación de los planetas en este sistema extraordinariamente poblado, Kepler nos ofrece indicios en la formación de KOI-500 y otros sistemas planetarios compactos”, afirma Eric Ford, profesor adjunto de astronomía en la Universidad de Florida y colaborador del estudio.
“Como el sistema más empaquetado de una nueva población compacta de planetas, KOI-500 se convertirá en la piedra angular para futuras teorías que intenten describir cómo se forman estos sistemas planetarios”, indica Ragozzine. “A partir de los conocimientos adquiridos de estos sistemas aparecerá una nueva generación de teorías para explicar por qué nuestro sistema solar se desarrolló de forma tan diferente”.
 
cred. ciencia kanija.

Marte alberga un cañón 10 veces más largo que el del Colorado

Marte alberga un cañón 10 veces más largo que el del Colorado

El Gran Cañón del Colorado, situado en EE.UU., es solo un pequeño "rasguño" en la superficie terrestre comparado con el cañón 'Valles Marineris' de Marte. Esta región del planeta rojo es una "profunda cicatriz" 10 veces más larga, informa la Agencia Espacial Europea (ESA).
Las nuevas imágenes publicadas por la ESA muestran detalles de los 'Valles Marineris', al que se considera el cañón más grande del Sistema Solar. Tiene una longitud de más de 4.000 kilómetros y alcanza una profundidad de 10 kilómetros.

Estas características son el resultado de una compleja historia geológica de la región, cuyos datos fueron recogidos por la sonda Mars Express de la ESA.

La formación del cañón está probablemente ligada a la protuberancia de la vecina región de Tharsis donde se encuentra el mayor volcán del Sistema Solar, el Olympus Mons.


Las rocas, paredes y llanuras son el resultado de la acumulación de lava durante los primeros miles de millones de años del planeta rojo, indicó la agencia europea en un comunicado.

La región también fue moldeada por corrientes de agua que aumentaron la profundidad del cañón y por los corrimientos de tierra. La corteza se fue estirando y resquebrajando, lo que dio lugar al impresionante sistema de fosas del cañón marciano. 
 
cred. actualidad.rt

Los científicos confirman el descubrimiento de tejido orgánico de dinosaurio

Los científicos confirman el descubrimiento de tejido orgánico de dinosaurio

Tras un minucioso análisis molecular, el equipo de investigadores de la Universidad Estatal de Carolina del Norte y del Palo Alto Research Center encontró más evidencia de que en los huesos de las células de los dinosaurios antiguos se conservan restos orgánicos.
En el artículo publicado en la revista Bone, los científicos describieron los resultados de recientes estudios inmunológicos y de espectrometría que confirman la presencia en células de huesos de dinosaurios de tejido óseo, osteocitos.


news.ncsu.edu
Los científicos utilizaron anticuerpos especiales que ignoraban las bacterias extrañas, pero interactuaban con moléculas de proteína Phex en las células de los dinosaurios. El estudio de espectrometría, a su vez, permitió ver la secuencia de aminoácidos que ocurren en las proteínas como actina, tubulina y la histona que se encuentran en las células de todos los animales.

Este estudio confirma la posibilidad de preservación de las células orgánicas durante decenas de millones de años. Esta conclusión permite a los científicos no solo conocer más sobre los reptiles prehistóricos, sino también explorar nuevas formas de preservación de los tejidos de los organismos vivos.

Las primeras menciones sobre la supuesta presencia del tejido orgánico en las células de dinosaurios aparecieron hace 20 años. En aquel entonces al estudiar una pieza ósea de un dinosauro bajo microscopio la paleontóloga estadounidense Mary Schweitzer encontró células sanguíneas. El hecho parecía imposible ya que los restos orgánicos no podían sobrevivir en el proceso de fosilización, insistían los expertos. Sin embargo, con el paso del tiempo se llevaron a cabo numerosas pruebas que indicaron que las formaciones esféricas fueron realmente células rojas de sangre de Tyrannosaurus rex que murió hace 67 millones de años.
cred. actualidad.rt

Astrónomos descubren una galaxia vieja 'con corazón joven’

La galaxia supuestamente ‘recibió una nueva vida’ tras tragarse otra.

Astrónomos descubren una galaxia vieja 'con corazón joven’

Científicos estadounidenses han hallado en una galaxia vieja brazos espirales de gas, donde pueden formarse nuevas estrellas.
No es la primera vez que la galaxia Centauro A llama la atención. Conocida por ser la galaxia elíptica más grande y cercana a la Tierra y por tener un gran agujero negro, Centauro A tiene como característica más interesante un sendero de polvo oscuro en su parte media, una señal que revela que 'se tragó' una galaxia espiral hace unos 300 millones de años tras una colisión.

El gas de la galaxia espiral formó un disco en Centauro A, que quedaba oculto por el polvo. Para estudiar la estructura del disco, Daniel Espada, autor principal del trabajo cuyos resultados fueron publicados en la revista electrónica 'The Astrophysical Journal Letters', usó el conjunto submilimétrico Smithsoniano.

Mediante la cartografía de los gases en la galaxia, el equipo de Espada pudo descubrir la estructura de dos brazos espirales dentro de su núcleo. Estos rastros gaseosos tienen tamaños y formas similares a los brazos espirales de galaxias como la Vía Láctea. Al igual que estos, están formando nuevas generaciones de estrellas.

El hallazgo sorprendió a los científicos dado que típicamente las galaxias elípticas están compuestas de estrellas ‘viejas’ (gigantes rojas y restos de estrellas muertas como púlsares y otros tipos de estrellas neutrónicas). “Parece que la colisión de Centauro A con otra galaxia le dio una vida nueva, comentó Espada. Centauro A puede ser una galaxia vieja, pero todavía es muy joven de corazón”.
Aunque Centauro A es la primera galaxia elíptica que parece tener brazos espirales, es probable que no sea la única. Se encuentra bastante cerca, a solo 12 millones de años luz, y es fácil de estudiar. Los astrónomos esperan que el observatorio Atacama Large Millimeter / submillimeter Array (ALMA) los podrá ayudar revelar galaxias parecidas más lejanas.
 
cred. actualidad.rt