sábado, 24 de noviembre de 2012

En busca de ADN en Marte.




Dos destacados empresarios afirman que quieren llevar una secuenciadora de ADN a la superficie de Marte para intentar demostrar la existencia de vida extraterrestre.


En lo que podría llegar a ser una carrera por descubrir el primer genoma extraterrestre, el investigador J. Craig Venter afirmó el pasado martes que su Instituto de Educación Maryland (Maryland Academic Institute) y su compañía Synthetic Genomics, desarrollarán una máquina capaz de secuenciar y retornar datos de ADN desde el planeta.

Por otra parte, Jonathan Rothberg, fundador de Ion Torrent, una empresa dedicada a la secuenciación de ADN, está trabajando para intentar adaptar su ‘Máquina Personal Genómica’ para que pueda hacer el mismo trabajo.

“Queremos asegurarnos de que un ‘Ion Torrent’ viaje a Marte”, comentaba Rothberg a la revista Technology Review.

A pesar de que ninguno de estos equipos tiene todavía un puesto asegurado en un cohete con destino a Marte, sus planes reflejan la convicción de que la forma más sencilla de demostrar que hay vida en Marte es enviar una máquina secuenciadora de ADN.

“Allí habrá formas de vida con ADN”, predecía Venter el pasado martes en Nueva York, en una charla en la Wired Health Conference.

Venter afirmó que los investigadores que trabajan con él ya han iniciado pruebas en un entorno similar a Marte en el desierto de Mojave. Su objetivo, indica, es conseguir una máquina que de forma autónoma pueda aislar y recoger microbios del terreno, secuenciar su ADN, y transmitir esta información a un ordenador remoto, tal como se necesitaría en una misión no tripulada a Marte. Heather Kowalski, la portavoz de Venter, confirmaba la existencia del proyecto pero indicaba que el prototipo no era todavía autónomo al 100%.

Mientras, la ‘Máquina Personal Genómica’ de Rothberg está siendo adaptada a las condiciones marcianas como parte del proyecto financiado por la NASA en Harvard y MIT (Massachusetts Institute of Technology), denominado SET-G (‘búsqueda de genomas extaterrestres’).

Christopher Carr, científico investigador involucrado en el proyecto, afirma que su laboratorio está trabajando para reducir la máquina de Ion Torrent desde los 30 kilogramos actuales hasta los tres kilogramos, y que así pueda caber en un róver de la NASA. Otros tests, ya llevados a cabo, han confirmado lo bien que el dispositivo puede soportar la elevada radiación que se encontraría en su viaje hacia Marte.

La NASA, cuyo róver Curiosity aterrizó en Marte en agosto, no enviará otra misión de un róver al planeta antes del 2018 y no hay garantías de que vaya a bordo un dispositivo de secuenciación de ADN. “Lo más complicado de llegar a Marte es cumplir con las especificaciones de la NASA”, afirma George Church, investigador de la Universidad de Harvard y miembro destacado del equipo SET-G. “Venter no está por delante de nadie”.

Muchos científicos están presionando a la NASA para lo que se conoce como una misión de “recogida de muestras” (una misión de ida y vuelta, trayendo tierra y rocas para su análisis). Sin embargo, llevar una máquina secuenciadora de ADN a Marte podría ser una mejor opción para la búsqueda de vida.

“La razón de transportar un dispositivo hasta Marte y no traer de vuelta la muestra es por la contaminación. Nadie te creería”, confirma Tessi Kanavarioti, químico que llevó a cabo un pionero trabajo teórico sobre biología marciana y formó parte de los estudios de las muestras de roca traídas de la luna en la década de 1970. Las máquinas secuenciadoras son tan sensibles que si un solo germen terrestre aterrizase en la muestra proveniente de Marte, podría arruinar todo el experimento.

“Esto solo funcionará si el ADN de Marte es exactamente igual en su estructura fundamental que en la Tierra”, afirma Steven Benner, presidente de la Fundación para la Evolución Molecular Aplicada (Foundation for Applied Molecular Evolution) en Gainesville, Florida. Se muestra escéptico con que este sea el caso: “Es muy poco probable que el ADN terrestre sea la única estructura posible para soportar la evolución Darwiniana”.

“Descubrir y secuenciar vida extraterrestre sería un logro científico inmenso. La secuenciación podría revelar si la vida evolucionó de forma similar en la Tierra y Marte, o quizá, se transfirió de un planeta a otro. Durante toda la serie de colisiones espaciales masivas que se produjeron hace cuatro mil millones de años, los dos cuerpos intercambiaron alrededor de mil millones de toneladas de roca y detritos”.

Hasta el momento, los investigadores de la NASA han estado buscando restos de agua en Marte (un requisito imprescindible para la vida tal como la conocemos), así como indicios indirectos de que la vida haya existido allí eones atrás. Teniendo en cuenta que las moléculas de ADN no sobreviven más allá de un millón de años, incluso en la Tierra, nadie que envíe una secuenciadora de ADN a Marte puede pensar en encontrar ahora microorganismos vivos.

“El enfoque actual de la NASA es la búsqueda de vida pasada. Mucha gente es reticente a hablar de posible vida existente en estos momentos”, afirma Carr. “Estamos corriendo riesgos, pero queremos dar ese salto”.

La vida, probablemente, no pueda sobrevivir a la radiación en la superficie marciana, pero podría existir a un metro o más bajo tierra, donde se encontraría protegida. En la Tierra, por ejemplo, se pueden encontrar microorganismos vivos a varios kilómetros bajo tierra.

Carr entiende el envío de una secuenciadora de ADN a Marte como un experimento de “alto riesgo y elevados beneficios”. Podría no encontrarse nada, pero si se descubriese ADN, esta sería una prueba casi irrefutable de la existencia de vida extraterrestre.

Las pocas opciones de conseguirlo se pueden atribuir a Venter y Rothberg, dos de los pincipales empresarios del sector biotecnológico. Hace una década, Venter provocó más de un dolor de estómago a investigadores docentes con sus intentos por secuenciar el genoma humano con fondos privados. Rothberg, también una celebridad en los medios de comunicación, se ha dado a conocer por secuenciar el ADN de personalidades como James Watson, así como el de los neandertales.

“Queremos dejar nuestro nombre ahí fuera”, afirma Rothberg. “(Marte) Es una oportunidad para toda la comunidad, pero pensamos que nuestra tecnología es más rápida, y también mejor”.

En una comunicación por correo electrónico enviado por la portavoz de Venter, esta desmintió que hubiese ninguna competición para descubrir en primer lugar ADN extraterrestre. “Yo no diría que hay una carrera”, indicaba. “Sí, la idea es que lo haremos, pero eso no implica que no haya otros que también puedan hacerlo”.

Venter también dijo que podría ser viable en un futuro reconstruir organismos marcianos en un laboratorio superseguro desde la Tierra, usando solo su secuencia de ADN. La idea sería utilizar la información del ADN para reconstruir sus genomas y a partir de aquí inyectarlos en una célula artificial o similar. Es una idea que el ha bautizado como el “teleportador biológico”.

La gente está preocupada por un posible fenómeno tipo “Andromeda Strain (La amenaza de Andrómeda)” afirma Venter. “Podemos reconstruir a los marcianos en un laboratorio espacial P-4 en lugar de dejar que aterricen sobre el océano”.

Cred. ciencia kanija

Detectan un puente de gas entre dos cúmulos de galaxias.



nasa.govUn espectacular puente de gas caliente que conecta dos cúmulos de galaxias a través de 10 millones de años luz fue descubierto gracias al telescopio espacial Planck de la Agencia Espacial Europea (ESA).

Los astrónomos precisaron que se trata de un filamento de gas que conecta los dos cúmulos de galaxias Abell 399 y Abell 401 a una temperatura de 80 millones de grados celsius.

Los resultados confirman datos precedentes del satélite de observación de rayos X XMM-Newton de la ESA, que sugerían la presencia de gas caliente, no solo dentro de los cúmulos de galaxias, sino igualmente entre ellos. La señal no era entonces suficiente para concluir que se había producido una verdadera detección.

Para la ESA, este hallazgo pone de manifiesto la capacidad de Planck para investigar los cúmulos de galaxias, sus alrededores y más allá, examinando su relación con el gas que se encuentra en todo el universo y del que se forman todos los grupos de galaxias.

Una gran parte de ese gas no ha sido detectada aún pero los astrónomos piensan que se puede encontrar entre los cúmulos de galaxias en interacción, ahí donde los filamentos están comprimidos y caldeados, haciendo que sean más fáciles de detectar.

El satélite Planck fue lanzado en 2009 para analizar la luz fósil que dejó el Big Bang hace más de 13.000 millones de años.

cred. ctualidad.rt