jueves, 22 de diciembre de 2011

lunes, 19 de diciembre de 2011

Feliz Navidad.

Amigos, junto a esta hermosa imagen titulada " La Piel de Zorra, el Unicornio, y el Arbol de Navidad ", quiero decearles a todos los seguidores de este blog unas muy feliz navidad y por supuesto reciban mi abrazo fraterno a la distancia.



La imagen recoge el brillante gas de hidrógeno es el protagonista de esta maravillosa vista en detalle de la estrella variable S Mon en la débil pero preciosa constelación de Monoceros ,el Unicornio.

En esta región de formación de estrellas (NGC 2264 ), la compleja unión de gas y nubes de polvo yace a unos 2700 años luz y se mezcla con la rojiza emisión nebular excitada por la luz energética de estrellas nuevas y la oscura capa de nubes de polvo.

Las nubes de polvo oscuras cercana a la estrella reflejan la luz de ésta, formando una azulada nebulosa de reflexión .

Esta imagen recoge unos 1.5 grados (o cerca de 3 lunas llenas) cubriendo una distancia de 70 años luz de la NGC 2264.

En la fotografía vemos la Nebulosa de Piel de Zorra, cuya enrevesada piel yace arriba a la izquierda, la brillante estrella variable S Mon sumergida en una neblina tintada de azul justo debajo de la Piel de Zorra, y la Nebulosa del Cono a lo lejos a la derecha.

Por supuesto, las estrellas de NGC 2264 también se le conocen como el cúmulo estelar del Arbol de Navidad.

La forma de arbol triangular que trazan las estrellas se puede ver en el lateral, con su cumbre en la Nebulosa del Cono y su base centrada cerca de S Mon.

cred. Apod

Estrellas jóvenes se revelan contra su nube progenitora



La cámara de gran campo WFC3 del telescopio espacial Hubble, de las agencias espaciales NASA y ESA, ha captado esta imagen de una gigantesca nube de gas hidrógeno iluminada por una estrella joven y brillante. La imagen muestra cuán violenta puede ser la fase final del proceso de formación estelar, con el objeto joven sacudiendo su guardería estelar.

A pesar de los colores celestiales de esta imagen, no hay nada pacífico en la región de formación estelar Sh 2-106, o S106, para abreviar. Una diabólica estrella joven, llamada S106 IR, se encuentra en ella y expulsa material a alta velocidad, que desmiembra el gas y el polvo a su alrededor. La estrella tiene una masa de unas 15 veces la del Sol y se encuentra en la etapa final de su formación. Pronto se aquietará entrando en la secuencia principal, la etapa adulta de la vida estelar.

Por ahora, S106 IR permanece incrustada en su nube progenitora, pero se rebela contra ella. El material arrojado fuera de la estrella no sólo da la nube su forma de reloj de arena, sino que también hace que el gas hidrógeno esté muy caliente y turbulento. Los complicados patrones resultantes son claramente visibles en esta imagen del Hubble.

La joven estrella también calienta el gas circundante, por lo que éste alcanza temperaturas de 10.000 Celsius. La radiación de la estrella ioniza los lóbulos de hidrógeno, haciéndolos brillar. La luz de este gas resplandeciente tiene color azul, en esta imagen.

Separando estas regiones de gas resplandeciente hay un sendero de polvo frío y espeso, que aparece de color rojo en la imagen. Este material oscuro oculta a la vista casi por completo a la estrella ionizante, pero el joven objeto todavía se puede ver mirando a través de la parte más ancha de la franja de polvo.

S106 es el objeto de número 106 en ser catalogado por el astrónomo Stewart Sharpless, en la década de 1950. Se encuentra a unos pocos miles de años luz de distancia en la dirección de Cygnus (el cisne). La propia nube es relativamente pequeña para los estándares de regiones de formación estelar, alrededor de 2 años-luz de longitud en su eje más largo. Esto es aproximadamente la mitad de la distancia entre el Sol y Proxima Centauri, nuestra vecina estelar más próxima.

Esta imagen compuesta fue obtenida con la cámara de gran campo WFC3 del telescopio espacial Hubble de las agencias espaciales NASA y ESA. Es el resultado de la combinación de dos imágenes tomadas en luz infrarroja y una que se ajusta a una determinada longitud de onda de la luz visible emitida por el gas hidrógeno excitado, conocida como H-alfa. Esta elección de longitudes de onda es ideal para la orientación regiones de formación estelar. El filtro H-alfa aísla la luz emitida por hidrógeno en las nubes de gas, mientras que la luz infrarroja puede brillar a través del polvo que a menudo oscurece estas regiones.

Las súper-Tierras dan a los teóricos un súper dolor de cabeza



Una abundancia de mundos de tamaño medio desafía a los modelos de formación planetaria.

Ahora no sorprende que el Telescopio Espacial Kepler de la NASA esté revelando planetas extrasolares a montones. La semana pasada, en la primera conferencia científica de Kepler en el Centro de Investigación Ames de la NASA en Moffett Field, California, los científicos de la misión anunciaron que el telescopio espacial había identificado 2326 planetas candidatos, casi duplicando su botín desde febrero.

Pero lo que hasta el momento ha desconcertado a observadores y teóricos es la alta proporción de planetas – aproximadamente de un tercio a la mitad – que son mayores que la Tierra pero menores de Neptuno. Estas ‘súper-Tierras’ están emergiendo como una nueva categoría planetaria – y podrían ser la más numerosa. Su propia existencia es un problema para los modelos convencionales de formación planetaria y, además, la mayor parte están en órbitas muy cercanas a su estrella madre, precisamente donde los modeladores dicen que no deberían estar.

Exoplaneta © by Goosefinder

“Suponen un reto”, dice Douglas Lun, modelador de formación planetaria y director del Instituto Kavli para Astronomía y Astrofísica en la Universidad Peking en Pekín, China. “No puedes simplemente jugar con los parámetros. Tienes que pensar en la física”.

Guiados por el ejemplo de nuestro Sistema Solar, con sus distintos conjuntos de mundos grandes y pequeños, los primeros modelos de formación planetaria se basaron en la idea de ‘acreción del núcleo’. El polvo que gira alrededor de una estrella en un disco protoplanetario puede agregarse en pequeños planetesimales de roca y hielo, los cuales colisionan y terminan pegados. La parte interior del disco contiene muy poco material como para que estos núcleos crezcan mucho más que la Tierra. Pero posteriormente pueden lograr hasta diez o más veces la masa de la Tierra, suficiente para atraer un vasto volumen de gas y convertirse en algo similar a Júpiter.

La detección, que empezó en 1995, de planetas del tamaño de Júpiter con órbitas de apenas unos pocos días terrestres, contradecía estos modelos. Los teóricos revisaron sus modelos para permitir que estos “Júpiter calientes” se formasen lejos de su estrella y migrasen hacia dentro. Aunque estos modelos predecían que cualquier planeta que alcanzase el tamaño de súper-Tierra debería convertirse en un gigante gaseoso o ser tragado por su estrella, creando un ‘desierto planetario’ en este rango de tamaños. Los descubrimientos de Kepler destrozaron esas predicciones. “Es una lluvia tropical, no un desierto”, dice Andrew Howard, astrónomo en la Universidad de California en Berkeley. “Esperamos que la teoría se ponga al día”.

Kepler mide el tamaño de un planeta detectando cuánta luz bloquea cuando pasa frente a su estrella. Para un puñado de súper-Tierras detectadas por Kepler, las observaciones desde tierra han determinado también su masa, siguiendo el bamboleo de la estrella madre inducido por la gravedad del planeta. Y algunas de estas súper-Tierras parecen tener densidades muy bajas – lo que indica que pueden tener pequeños núcleos rocosos rodeados por grandes envolturas de gas.

El astrónomo de Kepler Jack Lissauer, de Ames, cree que pueden haber empezado como pequeños núcleos en las partes exteriores del sistema solar, acretando una gran cantidad de gas sin alcanzar el punto de crecimiento desbocado que lleva a un verdadero gigante gaseoso. Sin el tirón gravitatorio de un gigante que mantenga el gas, tal planeta tendría una gran atmósfera de baja densidad, pero podría aún crecer hasta el tamaño de súper-Tierra mediante un proceso de enfriamiento que hace menguar la atmósfera y permite que se atraiga más gas, comenta.

Pero este escenario no puede explicar las más pequeñas y densas súper-Tierras. Ya se han detectado varios de tales planetas, y Kepler está empezando a alcanzar la sensibilidad necesaria para observarlos, dice Greg Laughlin, astrónomo de la Universidad de California en Santa Cruz. “Kepler apenas está viendo la punta del iceberg”.

Ninguna teoría actual puede explicar cómo pueden estar las súper-Tierras tan cerca de sus estrellas. Lissauer dice que el problema está en la parte de migración de los modelos. Pero Norm Murray, astrofísico de la Universidad de Toronto, está explorando otras formas de formar súper-Tierras. En lugar de ensamblarlas y migrarlas hacia la estrella, el modelo de Murray primera migra los planetesimales rocosos y luego les permite su acreción. “Migración y luego ensamblado es el eslogan”, dice.

En cualquier caso, Laughlin dice que los modeladores probablemente encontrarán una forma de explicar las actuales observaciones. “Trabajarán para arreglar los modelos”, dice. Pero probablemente no es la última vez que tengamos que revisitar los códigos, añade. “Mi predicción es que pasarán totalmente por alto el siguiente tema importante, sea lo que sea que nos espere”.

cred. ciencia kanija