martes, 12 de julio de 2011

Climatología Cósmica o el llamado Calentamiento Global.



Amigos, anteriormente hemos hablado de los terremotos lunisolares, los asteromotos, hoy analizaremos algunos antecedentes al resspecto de la " insidencia del Cosmos en el calentamiento de nuestro planeta.

Ha de ser un tema muy candente y que los científicos casi en su totalidad habían estado achacando a nuestra propia acción, la del hombre.

Sin embargo, cada día se realizan mas y mas estudios científicos basados en datos de las sondas Voyager, que son bastante concluyentes y que nos indican, que es el Sistema Solar en su conjunto, el que se esta calentando. La posible razón, puede ser, la consecuencia de estar entrando en una zona de la galaxia, altamente energética. Enviadas originalmente para estudiar Júpiter y Saturno, las “Voyager” hoy, han llegado hasta los límites del Sistema Solar, y su objetivo ahora, es estudiar cómo interactúa el Sol con el resto de la galaxia. Para ello analizan los límites externos que rodea y compenetra al Sistema Solar. En ese límite, conocido como heliopausa, se produce un choque entre el viento solar (compuesto por una corriente continua de partículas que emite el Sol), y el viento interestelar que procede de la galaxia. Nuestro Sol, junto con toda su familia de planetas, gira alrededor de la Galaxia a la que da una vuelta completa cada 230 millones de años.



Por otra parte, al estudiar la historia del clima terrestre se hace evidente que ha sido siempre cambiante y de manera cíclica (aunque en algunas ocasiones, repentina) nuestro planeta ha debido soportar modificaciones dramáticas en los patrones climáticos globales, con consecuencias muchas veces devastadoras que han provocado la alteración de hábitats ecológicos completos, e incluso la extinción masiva de especies. Por otra parte, la ciencia moderna entiende que el clima es un fenómeno extremadamente complejo cuya variabilidad depende de múltiples factores, algunos internos al planeta como el vulcanismo (que arroja grandes volúmenes de gases y cenizas a la atmósfera) o la distribución cambiante (en tiempos geológicos) de las masas oceánicas y continentales. Y por supuesto que esa variación climática también puede ser atribuible, en parte, a la desenfrenada intervención humana en la naturaleza. No obstante, si consideramos que el clima no es otra cosa que la manifestación de ciclos y fuerzas que actúan permanentemente en la atmósfera y superficie terrestre (precipitaciones, nubosidad, vientos, humedad, temperatura, presión, densidad del aire, etc.), resulta evidente que la principal fuente de la energía que alimenta a esta dinámica planetaria, la constituye el Sol.


Por lo tanto, al intentar identificar al gran responsable de la variabilidad climática debemos, en primer lugar, mirar hacia nuestra estrella.
Ya a fines del siglo XVII, el astrónomo Edmund Halley publicó algunos trabajos que señalaban la forma como se distribuye el calor solar sobre el globo terráqueo. Posteriormente otros investigadores profundizaron en estos estudios, construyendo modelos (físico-matemáticos) más refinados que explicaban cómo el calor que recibimos del Sol varía según la Latitud del lugar y la inclinación con la cual la luz incide sobre la superficie terrestre.
Por otra parte, el avance de la astronomía permitió un mejor conocimiento de la naturaleza del Sol. En primer lugar, se comprendió que éste, como todas las estrellas, es capaz de producir y radiar (mediante procesos de fusión nuclear) ingentes cantidades de energía. Y aunque en estos momentos el Sol se encuentra en la medianía de su vida (una etapa en la evolución estelar caracterizada por una notoria estabilidad), de todas maneras presenta variaciones periódicas en su comportamiento. Unas de estas fluctuaciones cíclicas son las manchas solares, un fenómeno que se repite en ciclos de once años (además hay ciclos compuestos que determinan máximos y mínimos secundarios), y que provoca variaciones en la temperatura media del planeta.
Perturbaciones orbitales
Pero ahora sabemos que la cantidad de energía que recibimos del Sol, no depende exclusivamente de aquellos procesos nucleares que se producen en su interior.
Un personaje clave en la comprensión de la influencia que esas alteraciones orbitales tienen en el clima fue el astrofísico serbio Milutin Milankovitch, quien abandonó una promisoria carrera de ingeniero civil para dedicarse exclusivamente a su gran pasión que era la matemática aplicada. Buscando un tema en el cual trabajar se encontró con la climatología. Estudió con especial atención los factores que determinan los niveles de la insolación que reciben los diferentes puntos de la superficie terrestre y también intentó explicar el fenómeno de las glaciaciones.
Las glaciaciones son períodos en los cuales se produce el avance de las capas de hielo desde los polos hacia latitudes más bajas, quedando cubiertas amplias zonas continentales. Estas épocas de frío extremo son cíclicas, y en estos momentos nos encontramos en un período interglaciar, esperándose que en unos cuantos miles de años más, el planeta vuelva a ser invadido por los hielos. Esta periodicidad de las glaciaciones llamó la atención de los investigadores del paleoclima (clima del pasado), y es aquí donde Milankovitch sorprendió con una elaborada teoría planetaria que explica elegantemente el porqué los avances del hielo se suceden en los lapsos de tiempo observados en la historia geológica de nuestro planeta.
la forma como la Tierra gira sobre sí misma, y como se desplaza alrededor del Sol no es constante, sino que se ve afectada por pequeñas perturbaciones que, acumuladas en períodos de miles de años, modifican significativamente la cantidad de energía que se recibe desde el Sol.
Los otros movimientos de la Tierra
Todos aprendimos en el colegio que la Tierra posee dos movimientos: la Rotación y la Traslación, y es evidente que producto de esos desplazamientos, cambia la cantidad de radiación solar recibida. Sin embargo, nuestro planeta posee otros movimientos que no resultan ser tan evidentes, ya que su período de variación es de miles de años. Aunque estas perturbaciones orbitales fueron descubiertas hace mucho tiempo, y también más de alguien propuso que podían tener influencia en el clima, fue Milankovitch quien elaboró una teoría matemática completa que demostraba claramente cómo estos movimientos afectan a la climatología terrestre, y que en particular permitió explicar el intrigante carácter repetitivo de las glaciaciones.
Estos tres movimientos son:
Precesión de los equinoccios: Es el cambio de dirección del eje de rotación de la Tierra, que ocurre en ciclos de 22.000 años.
Cambio en la excentricidad de la órbita (grado de achatamiento de la órbita alrededor del Sol), que pasa de ser casi circular a marcadamente elíptica en ciclos de 100.000 a 400.000 años.
Cambio en la Oblicuidad del eje: Es la variación en la inclinación del eje de la Tierra en su órbita alrededor del Sol
Los ciclos de
La teoría planetaria que elaboró el matemático serbio Milankovitch conocida como de los ciclos, plantea que las grandes variaciones climáticas que afectan a la Tierra, se deben al efecto combinado de estos tres movimientos. Y para comprobarlo sometió su hipótesis a una exhaustiva prueba que retrocedía cientos de miles de años en el pasado. Después de muchos años de afinamiento de su modelo matemático pudo comprobar que, efectivamente, los ciclos propuestos por la teoría se correlacionaban razonablemente con los registros paleoclimáticos recogidos en muchas partes del mundo.
Hoy, es ampliamente aceptada por la comunidad científica y utilizada en todos los estudios sobre las glaciaciones.
Finalmente, es bueno recordar una vez más que, desde la formación de la Tierra hace 4.500 millones de años, el clima ha sufrido permanentes cambios, algunos suaves otros violentos, pero en cualquier caso sus condicionantes siempre fueron naturales. La gran incógnita a la que nos enfrentamos actualmente, es saber cuáles serán las consecuencias de la descontrolada intervención humana en el planeta, y su impredecible efecto en el clima y en el destino, no sólo de la civilización, sino también de nuestro hogar cósmico.

En estos momentos nos encontramos en un período interglaciar, esperándose que en unos cuantos miles de años más, el planeta vuelva a ser invadido por los hielos.

Habrá que seguir investigando.

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