Siempre que hablamos de volcanes, de inmediato, su relación nos lleva de manera pronta a pensar en catástrofes, nubes tóxicas, magma y en general, a la destrucción de poblados aledaños a estos. Pero hoy, los invito a adentrarnos a una historia distinta, desconocida, una en la cual, quizás estos sean los precursores de todo lo que relacionamos con la vida, nuestros océanos y por cierto la vida misma.
Toda una hipótesis, basada en innumerables estudios existentes, investigaciones propias y claro ejercicios realizados por mi persona y que me han llevado a una conclusión que para mi es mas que clara y hacia donde apunta la verdadera respuesta, quizás con pequeños matices de cambio, pero de un fondo claramente similar, echando por tierra otras teorías.
El Comienzo.-
Nuestra historia comienza hace unos 4.600 millones de años atrás,
cuando una nébula comenzó a girar y a contraerse por los
efectos de la gravitación, hasta formar nuestro sistema solar, en donde
nacen, nuestro SOL , los planetas y por cierto el
nuestro, la tierra.
En ese tiempo, nuestro planeta debió ser una roca caliente con una
atmosfera primogénita muy diferente a la que conocemos hoy , su superficie era constantemente bombardeada
por pequeños trozos de rocas que aun
quedaban girando del disco de acreación
y de los protoplanetas que no alcanzaron a formarse en estructuras mayores, quizás debamos decir
que en este planeta ardiendo, la
diferenciación hierro cobalto y níquel se constituyeron en nuestro núcleo,
junto con otros metales como los sidrófilos, la materia más ligera, la sílice,
el carbono y elementos como el grafito, diamante, el azufre elemental y
selenio, combinados con los metales como los calcófilos fueron formaron la
corteza, en definitiva, la superficie terrestre, todo esto junto con los
metales alcalinos, o los llamados litófilos; por su afinidad con el oxígeno
para formar minerales.
Los elementos gaseosos y también las moléculas volátiles que abundaban en la tierra en esos tiempos, quedaron ocluidos en el interior del planeta y poco a poco fueron saliendo a la superficie en forma de violentas y sucesivas explosiones volcánicas.
Casi con toda seguridad, la atmósfera del planeta primitivo, estuvo constituida mayoritariamente por ese gas primordial que dio Orión al sistema solar, me refiero al Hidrógeno, pero, siendo un gas muy ligero junto al helio, prontamente fueron escapándose de la acción gravitatoria de la atmósfera, quedando en esta, gases más pesados, quizás grandes cantidades de amoniaco, metano y vapor de agua.
Los elementos gaseosos y también las moléculas volátiles que abundaban en la tierra en esos tiempos, quedaron ocluidos en el interior del planeta y poco a poco fueron saliendo a la superficie en forma de violentas y sucesivas explosiones volcánicas.
Casi con toda seguridad, la atmósfera del planeta primitivo, estuvo constituida mayoritariamente por ese gas primordial que dio Orión al sistema solar, me refiero al Hidrógeno, pero, siendo un gas muy ligero junto al helio, prontamente fueron escapándose de la acción gravitatoria de la atmósfera, quedando en esta, gases más pesados, quizás grandes cantidades de amoniaco, metano y vapor de agua.
Allí, de seguro las placas tectónicas se iban desplazando a velocidades
mucho mayores que las de ahora, y la subducción de una capa bajo otra iba
produciendo grandes volcanes por donde
se iba liberando grandes cantidades de energía que se mantenían almacenadas en
su interior, pero no solo eso, bajo la superficie también se encontraban
grandes cantidades de hielo y vapor de agua acretado producto de la gravitación
de los primeros momentos de formación del planeta.
Con el tiempo, estos volcanes de varios kilómetros de diámetro
comenzaron a vomitar no solamente material piroclactico sino también agua y
vapor de agua que fue con tal fuerza y cantidad, que fueron formando verdaderos
mares a su alrededor, uno tras otro, debiendo haber miles de estos repartidos
por casi todo nuestro planeta, día a
día, por siglos y siglos, pero fuera allí afuera, una lluvia poco usual
nos arremetía, eran pequeños cometas y asteroides que caían a nuestro planeta,
quizás como pequeños mensajeros, también nos traían algo, hielo y agua. Pasado
el tiempo, todo este proceso fue llenando gran parte de nuestra superficie de
agua, haciendo que todos esos mares formados por la gran actividad volcánica
fueran uniéndose unos a otros hasta llegar a formar lo que hoy conocemos como
los océanos.
Quizás una especie de diluvio, donde millares de lluvias y emanaciones
de agua y vapor iban cubriendo y enfriando esta roca que ya no era
incandescente.
Pero no solo agua o vapor emanaba de sus bocas, también moléculas
orgánica, fosforo, calcio y por cierto aquel vital elemento para nosotros que
es el oxígeno, aunque en un porcentaje muy reducido, todo esto fue fluyendo por
las aguas pero también formando parte de las nubes que se formaban y que se
desplazaban por los sectores secos y las zonas más altas del planeta, allí y
luego de la condensación, comenzaros a caer a
la tierra en forma de lluvias que con el correr del tiempo fueron
creando la vegetación, en los picos más altos, formaron los hielos dulces.
Ya pasado un tiempo y con todo el material liberado, las grandes ollas volcánicas,
pasaron a ser submarinas y por cierto a formar parte de un cuasi periodo de
hibernación, en donde hoy yacen la mayoría de estos mega volcanes submarinos,
que con una presión creada del agua de casi 250 veces la presión atmosférica,
el agua de mar difícilmente los dejaría vomitar nuevamente y todo lo contrario
al menor indicio su lava se apaga y sus flujos se convierten en vidrio
De todo aquello, aun quedaran sus huellas, todo aquello asociado a los
ecosistemas que los rodean, los
respiraderos hidrotermales o fumarolas negras ubicadas en las dorsales
oceánicas de todo el mundo.
Monstruos de la antigüedad o quizás,
los verdaderos afluentes de la vida.
Hoy día nuestro planeta muestra una superficie muy diferente a la que
tuvo en la antigüedad, con tan solo una cuarta parta parte de su superficie
como terreno a la vista, nos esconde sus otras tres cuartas partes bajo sus
océanos, si pudiésemos sacar las aguas de estas, observaríamos gigantescos
valles, con montañas más altas que el mismo monte Everest y acantilados como el
de las marianas de alturas de casi 10 kilómetros, en resumen, toda una
geografía diferente y desconocida, que de seguro no llevarían a remontarnos a
esos primeros tiempos en donde nuestro sol se encontraba rodeado de un anillo
solar compuesto por todo el material sólido y
gaseoso que de apoco se fue alejando y dispersando hasta formar lo que
conocemos hoy.
Como antecedente importante, podemos destacar que hoy contamos con un
mapa detallado del fondo de nuestro océano realizado por sondas espaciales, en
donde se muestran la geografía submarina vaciada, allí se puede apreciar que se
mantienen en la actualidad más de 5.000 volcanes activos y miles más pasivos,
estos, repartidos por todos los lechos oceánicos formando y entrelazando
verdaderos cordones volcánicos en las dorsales oceánicas.
La cantidad de volcanes submarinos proporcionalmente a los terrestres es
inmensamente superior y por tanto uno de los sustentos a la hipótesis de los
formadores de océanos, pues la poca cantidad de volcanes terrestres haría
inviable el poder formar y entrelazar mares u
océanos y mantener agua líquida en un planeta con una atmosfera más
caliente como fue en el pasado.
Otro antecedente importante es el aportado por un estudio de simulación
realizado para estudiar la historia del hielo del Sistema Solar, este como
conclusión llego a que una fracción significativa del agua de nuestro sistema
solar es más antigua que nuestro sol, es decir, que el agua estaba en la nébula
antes de la formación del sistema solar, el estudio de la Universidad de
Michigan (EE UU)– se centró en el hidrógeno y su deuterio más pesado (un
isótopo estable del hidrógeno).
Los isótopos son átomos de un mismo elemento que tienen el mismo número
de protones pero un número diferente de neutrones. La diferencia de masas entre
isótopos da lugar a diferencias sutiles en su comportamiento durante las
reacciones químicas. Como resultado, la proporción de hidrógeno a deuterio en
las moléculas de agua puede mostrar a los científicos las condiciones bajo las
cuales se formaron las moléculas.
Los investigadores crearon modelos que simulaban un disco
protoplanetario en el que todo el deuterio del hielo había sido eliminado por
el proceso químico, por lo que el sistema tenía que volver a empezar "de
cero" en la producción de hielo con deuterio. Lo hicieron con el fin de ver
si el sistema puede llegar a las proporciones de deuterio e hidrógeno que se
encuentran en las muestras de meteoritos, el agua del océano de la Tierra, y
los cometas. Encontraron que no era capaz, lo que les reveló que al menos una
parte del agua en nuestro propio Sistema Solar tiene un origen en el espacio
interestelar y es anterior al nacimiento del sol. Eso a la vez presupone que abundante materia
orgánica helada interestelar se debería encontrar en todos los sistemas
planetarios jóvenes", se concluye.
Y por último digamos que de la presencia del agua en todas partes de
nuestro universo ya se tienen pruebas y una de estas es el encuentro de un cuerpo de agua tan inmenso, que es
equivalente a 140 millones de millones de veces mayor a toda el agua contenida
en todos los océanos de la Tierra.
Por tanto y de acuerdo a todos los antecedentes entregados, podríamos
pensar que el agua ya se encontraba repartido en la nebulosa antes de la
formación del sistema solar y que una vez formado este, gran parte de este elemento
fue absorbido e incorporado por los diferentes cuerpos en formación como
cometas, asteroides y planetas rocosos como el nuestro, en el que este elemento
quedo ocluido en las capas interiores que se encontraban mucho mas frías que la
superficie y que posteriormente fueron vomitadas por una gran cadena de
volcanes que se comenzaron a formar en una especie de cordón.
Esta hipótesis no descarta la
formación del agua por procesos químicos posterior al proceso de formación de
los cuerpos del sistema solar ni tampoco a un posible bombardeo de cometas y
pequeños asteroides sobre nuestro
planeta que podrían haber traido este elemento, pero si, deja abierta la
posibilidad de que la importancia de estos procesos últimos sean de poca
relevancia cuando hablamos del volumen de las aguas de nuestro planeta y en
cambio nos entrega una fuente mucho mas real de donde se nutrio el planeta de
este vital elemento.
Hoy y de acuerdo a lo descrito, podemos suponer que si el agua se
encuentra repartida por todos lados en el Universo y en especial en las
nebulosas, cunas de la formación de los sistemas solares, entonces planetas
como el nuestro, con agua, deben abundar por todas partes.
Abdel Majluf Agüero
Cosmólogo.
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